Pastillas, Marihuana, Alcohol...

Pastillas para aliviar el esfuerzo de la sinapsis cerebral, para perder noción de la realidad, para alucinar, para descansar, para suprimir dolor. Marihuana para inundar de neblina las cámaras en las que se divide mi cerebro, para estimular pensamientos, para liberar impulsos reprimidos. Alcohol para embriagar el alma y el corazón, para desinhibir el espíritu, para ser yo.
Que triste y que patético todo esto, realmente lo siento así, pero es un circulo vicioso del que no sé si no puedo, o no quiero salir...
Mis días se enturbian cada vez que consumo alguna de las cosas que comente arriba, pero al mismo tiempo le encuentro un sentido a cada una de ellas, es mi movimiento, y lo que me estanca.
Cuanta ambigüedad en este mundo regido por intenciones macabras, mentes criminales en el "poder", personas vagando por la tierra ensimismadas en ver solo lo que se les ordena. Cuanta ignorancia popular teñida de prejuicios infundados estúpidamente.
Me refugio en mis drogas, mi pequeño mundo, aburrido, simplista (no mediocre), pero mío, y de nadie más.
Un mundo que comparto si quiero, si se me antoja, y con quién quiero, salvo cuando no me queda otra opción que dejar pasar ciertos entes, haciéndoles creer que me importan...
Adormecimiento de la materia desgastada por las horas de vigilia. ¿En busca de qué?.No lo sé, creo que si lo averiguara tal vez todo sería un poco menos complicado.
Soledad, eterna compañera de momento inolvidables solo compartidos con ella y mis lágrimas.
Frustración, que no me deja seguir mi camino, me custodia como una maestra jardinera a un niño. Sensación de impotencia bien marcada en el interior de mi psiquis, producto de algún recuerdo de mi infancia creo yo, pero no está claro, la represión lo es todo...

Pastillas. Marihuana. Alcohol.

**Rulo**