miércoles, mayo 23, 2007

“Pánico...”


Las paredes se me acercan y es cuando siento que no puedo respirar. No percibo el aire entrando en mis pulmones y la leve brisa que recorre mi habitación de encierro se vuelve inexistente minuto a minuto.



El Sol salió en el horizonte ya pero no puedo divisarlo; las persianas están cerradas y en una cama deshecha intento controlar los espasmos que me agobian.



No pienso con claridad, se me ha llenado la cabeza de una neblina inimaginablemente espesa que me recluye cada vez más dentro de mi ser.



Los brazos pierden su fuerza, los siento cansados como si hubiese estado cargando toneladas de peso. El pecho se me oprime involuntariamente y un súbito calor me recorre poco a poco, sembrando el pánico, desestabilizándome mas aún.



La tarde ha caído y sigo presa de esta sensación asquerosa que no me deja vivir. Miles de recuerdos cruzan por mi mente y nunca había estado tan arrepentido del pasado.
Los síntomas son muchos, es casi imposible enumerarlos sin sentirlos, sin pensar que pueden regresar en cualquier momento, sin ser llamados; malditos invitados de mi cerebro traicionero que quiere hacerme escarmentar de una buena vez...



La noche se ha cernido espesa, negra y no he podido escapar de la reclusión. Intentaré conciliar el sueño, deseando mañana despertar un poco atontado para no darle tregua a mi cabeza, para poder al fin sentirme libre, al menos por un tiempo hasta que no pueda más y la sensación retorne.



Temo el fin...
**Rulo**