"Atardecer de un corazón"

Caminaba por la orilla de la playa con la mirada perdida en la inmensidad del mar. Sus sentidos se iban agudizando y el sonido de las olas extasiaba su cerebro, sin embargo, su mente no completaba el proceso de homeostasis. Su organismo funcionaba irregular y caprichosamente. Voces inclementes lo llamaban desde sus invisibles escondites; gaviotas revoloteaban por el cielo naranja de la tarde atentas ante la súbita aparición de una presa que devorar.

Al otro lado y en silencio, alguien lo esperaba. Sin prisa alguna se encaminó a su encuentro y una sucesión de imágenes cruzó por su cabeza. Dulces palabras repicaban en sus oídos encubriendo el clamor de las voces escondidas. La noche comenzaba a cernirse poderosa y omnipotente trayendo consigo la oscuridad y el silencio.
Deambularon juntos bajo un cielo totalmente negro ahora, iluminado tan solo por la tenue luz de la luna que pugnaba por rozar la Tierra.

Ellos no hablaban, a pesar de haber compartido un lecho tantas veces, ambos sabían que eran perfectos desconocidos el uno para el otro, pero estaban juntos en ese mágico anochecer, compartiendo la brisa, el deseo y la confusión como tantas otras veces cuando habían sido sorprendidos por el amanecer.

Una cama deshecha y ropa desparramada por el piso de una habitación de paso, cuyos muros solo albergan susurros de lujuria, devela el panorama.
La carne es más débil que el espíritu y el ser humano se vuelve una fiera fiel a sus instintos. Nada importa y todo duele.

Se levanta de la cama solo para verlo dormir y una sensación extraña se apodera de él. Toma su vestimenta, se alista y se acerca a la cama donde momentos antes había dejado su cuerpo y alma.

Interrogantes, dolor, cariño, felicidad, Razón... demasiadas condiciones para esta filmación, una en la que las escenas se repiten una y otra vez, pero no evolucionan, ni lo harán jamás.

Se coloca el abrigo y con su corazón en la mano abandona la habitación...


**Rulo**